En lata se presentan y se preservan fundamentalmente las piezas nobles: cañas de lomo y lomitos. Igualmente se enlatan chorizos y velitas.
El embutido, en un punto de maduración concreta, casi totalmente terminado, se introduce en latas y se sellan. La maduración se estabiliza en los propios aromas del producto, haciendo que repose en sus propios sabores hasta que la lata se aperture.
La intensidad tanto del aroma, como de los sabores se potencia enormemente, convirtiendo esta terminación en la mejor manera de experimentar los recuerdos del sabor a ibérico antiguo y verdadero.